miércoles, 25 de febrero de 2015

El caloret de la Champions...

Cada partido se juega como si fuera el último y cada punto se vive como si el tramo final de liga se tratase. Estamos en un momento en que los mejores se pelean por los puestos de arriba, para estar el año que viene entre los grandes de Europa y jugar la competición que solo los mejores logran jugar. 

La pelea por los puestos Champions se vive como una lucha incesante, en cada partido, en cada minuto de encuentro y sin miramiento del rival. Y la Liga todavía no está resuelta, no se ven favoritos entre los cuatro primeros porque todavía quedan opciones para todos ellos. El Madrid se coloca primero ahora mismo pero detrás tres equipos le siguen los pasos, no muy lejos de su sombra. El Barça no le deja irse muy lejos y el Atlético aspira a revalidar el título que consiguió el año pasado y no perder de esta manera el nombre de campeón que ahora le preside. Pero en esa lucha se ha metido un equipo humilde, que paso a paso y victoria tras victoria, ha sabido colarse entre los tres grandes, no solo para luchar con ellos por los puestos Champions sino para, por qué no, complicar las aspiraciones por ganar la liga. Y ese equipo me representa a mí, a una tierra, a un escudo y a una afición. Tal vez lo veamos como algo utópico o difícil de conseguir pero es solo cuestión matemática. Estamos a tres puntos del Atlético, a seis del Barcelona y a diez del Real Madrid. No se trata de ganar la liga pero si podemos complicar las cosas y meternos en esa lucha por los primeros puestos.  

Estamos a tres puntos del Atlético de Madrid que esta semana juega contra el Sevilla, un equipo también enchufado en esa pelea por entrar en Europa el año que viene, aunque los últimos resultados le haya alejado algo de ese objetivo, dejándole una distancia de cinco puntos con el Valencia. Si ese encuentro se salda con una victoria para el equipo de Unai Emery, los de Mestalla tendrán la oportunidad para colarse en la tercera posición, igualando a puntos a los rojiblancos pero con la ventaja de haberles ganado en su visita a Mestalla. La tercera posición no es algo complicado solo es necesario un pinchazo de los colchoneros y que el Valencia no pierda ningún punto innecesario en los encuentros que le esperan.

No se trata de hacer rocambolescas matemáticas que nos puedan hacer ganar la liga, solo digo que los tres primeros clasificados actualmente en nuestra liga, tienen compromisos Champions y Europa despista mucho. Se pueden perder puntos importantes y nosotros tenemos que estar dispuesto a recortar la mayor distancia posible, acechando, sin fallar, porque tenemos rivales siguiéndonos demasiado cerca para permitirnos fallar y perder el sueño que tanto nos ha costado lograr. Ahora no es el momento de mirar lo que hagan los que están por arriba ni de contar los puntos que nos separan de Villareal y Sevilla, sino de jugar nuestros partidos y lograr sacar los máximos puntos posibles. Si seguimos el camino de las victorias y logramos no perder puntos, podemos recortar esas distancias que ahora parecen abismales y que nos separan de los de arriba.

Tenemos lo que es necesario para lograrlo. Tenemos ganas de colarnos entre los grandes. Tenemos la mejor afición del mundo, que pase lo que pase y suceda lo que suceda, todos los fines de semana anima a su equipo y se permite el lujo de luchar por hacer sombra a esos gigantes que antes no podíamos plantarles cara y que ahora miramos como iguales. Tenemos a jugadores que muchos equipos suspiran por tener, pero que sienten el compromiso y los colores de una camiseta que sudan en cada partido. No importa si el nombre no es conocido, no importa si no venden camisetas como churros, no importan si no salen en las portadas de las grandes revistas de moda o si no ganan millonadas, son el símbolo de aquellos que sienten unos colores. 

Son la representación de todo aquel valencianista que cuando juega el Valencia tiene el sentimiento a flor de piel. Ellos representan a aquellos que van a Mestalla y a los que lo ven desde casa. A los que sufren y a los que siempre confían. A los que están cerca y a los que lejos, siguen sintiendo el blaquinegre en sus venas. A los que nunca fallan y a los que a veces pierden los nervios cuando algo sale mal. A los que echan de menos los títulos y a los que confían que el futuro algún día nos hará justicia y nos devolverá entre los grandes. A los que acaban de llegar y a los que nunca se fueron. Al niño que se alegra de pisar por primera vez Mestalla y al que toda la vida lo ha sentido como su casa. Porque el lujo de sentirse valencianista se elige una vez en la vida pero no se cambia nunca. Porque no es algo cambiante sino que se siente para siempre y se vive para siempre. Tal vez no ganemos la liga o tal vez sí. Pero siempre tendremos entre nosotros el mejor de los premios: la sensación de sentirte campeón al formar una familia llamada valencianismo.


Ahora toca luchar juntos, conseguir las mejores victorias,  sufrir lo menos posible y  plantar cara aquellos que nunca nos vieron como rivales y a los que ahora les pisamos los talones. Recordad nuestra camiseta, nuestros colores, nuestra bandera, nuestro escudo y nuestros nombres. Tal vez hoy no somos nadie, pero algún día volveremos a demostrar que nunca nos fuimos para siempre y ahora más que nunca debemos estar juntos. Porque no importan quién conduzca el equipo, ni quien meta más goles, ni quien pare más penaltis, lo que verdaderamente importa es que el nombre del Valencia sigue en lo más alto y que cada día estamos más cerca de ese sueño llamado Europa. 

#JuntsTornem 

lunes, 9 de febrero de 2015

Pelota que rueda, Piatti que la cuela...

El Valencia visitaba ayer Conellá para medirse en un encuentro disputado contra el Espanyol. Tras la derrota del Sevilla frente al Getafe en el último suspiro del partido, el equipo ché necesitaba llevarse los tres puntos para dormir en cuarta posición, en los deseados lugares Champions. El batacazo sevillista dejaba a los valencianistas con una oportunidad de oro para escalar posiciones y el equipo parecía saberlo. Con las bajas de Otamendi por sanción, el Valencia salió al campo con una defensa donde volvía Barragán tras su lesión, un centro del campo formado por Parejo-Enzo-Javi Fuego, dando descanso a jugadores como André Gomes. Al once inicial volvía también el Duende Piatti que tras su lesión se colaba en la titularidad dejando a algunos jugadores como Negredo en el banquillo y saliendo con una dupla delantera Rodrigo-Alcácer.

El primer tiempo trascurría sin goles para ambos conjuntos en una mitad parte muy disputada donde las ocasiones llegaron para ambos equipos, aunque el Valencia parecía en algunas fases encerrar al equipo españolista en su propia área. No obstante, aunque las ocasiones aparecían, ninguno de los dos equipos se adelantaba en el marcador. Un balón al palo de los valencianistas y una enorme parada del portero Diego Alves hizo que el resultado no se moviera tras los primeros minutos. Tras los 45 minutos iniciales y tras una buena imagen de los nuestros sobre el campo, los jugadores se dirigían al túnel de vestuarios.

La segunda parte arrancó con un cambio en filas valencianistas. Enzo Pérez, que en la primera parte se había dolido de su tobillo, necesito el cambio dando entrada a André Gomes. Sin haber pasado más de 15 minutos del inicio de la segunda parte, Alcácer miró al banquillo e hizo el gesto de no poder continuar. El crack se había roto y Negredo saltó al campo con las alarmas puestas sobre el estado del killer valencianista.

Superados los primeros minutos de partido, tras una jugada perfecta por la banda de Gayá y un centro medido al milímetro del mismo jugador, aparecía el pequeño duende para poner la pelota en el fondo de la red. El Valencia hacía el 0-1 salido de las botas de todo un genio de la cantera y culminada por un Piatti que volvía a la convocatoria con la casualidad de que desde su lesión, el Valencia no ganaba fuera de casa ¿casualidad? No creo en ellas. El Espanyol parecía dar un paso hacia delante, pero el Valencia no retrasó filas y una falta en la parte izquierda del área españolista pondría el 0-2 en el marcador, esta vez obra de Parejo, que tras una falta escorada al palo, la fortuna hizo que rebotara en el cuerpo del portero y se metiera en el fondo de la malla.

Pese a que el resultado parecía cómodo, el Espanyol siguió presionando y cada vez llegaba con más peligro al área che. Como no hay valencianismo sin sufrimiento, un error en un pase de Parejo a Mustafi hizo que Sergio García no perdonara y batiera a Diego Alves que no pudo hacer nada para detener el balón. Con el resultado de 1-2 se llegaba al final de los 90 reglamentarios y el Valencia dormía en puestos Champions. Tras los exámenes iniciales, se descubrió que tanto Alcácer como Enzo no sufrían lesiones importantes. El killer solo sufre una contusión en la rodilla derecha y Enzo sufre una contusión el talón de Aquiles ambas sin gravedad. Una buena noticia para el equipo, que veía como sus jugadores se retiraban lesionados del encuentro.

Fue un gran encuentro de Javi Fuego que demostró ser una muralla tanto defensiva como de creación en el medio del campo, así como Gayá que hizo un perfecto trabajo con creación de juego por las bandas y como ayuda defensiva. Piatti volvió a reencontrarse con el gol tras su lesión y a darle a la afición ché una alegría fuera de casa. De nuevo en las ocasiones importantes volvió a aparecer Diego Alves, el ya Santo Valencianista, un Dios bajo los palos para salvar la ocasión más clara para los pericos, haciendo méritos para entrar en el olimpo del valencianismo 

En las ocasiones donde se le exige el máximo, el Valencia no falla. Cuando tiene que hacer un buen partido, el Valencia no falla. Cuando se duda sobre ellos, el Valencia da un golpe de autoridad sobre la mesa y demuestra quién es. Mucho se ha hablado del juego de los nuestros tras los últimos resultados en contra fuera de casa y este resultado es solo un paso hacia delante, para mejorar las cosas, pero todavía quedan muchas cosas que pulir y no nos podemos permitir perder ni un solo punto más, ni bajar la guardia porque, ahora sí, que cada punto es una oportunidad para poder jugar la próxima temporada donde solo los grandes lo hacen. El objetivo era claro: puestos Champions.

Si seguimos como hasta ahora en casa y fuera damos la imagen que dimos en el partido de ayer, las cosas serán más fáciles y los objetivos propuestos llegarán. Solo necesitamos confianza en que es posible, mucho trabajo y esfuerzo, el apoyo de la mejor afición que nunca falla y el pensamiento de que cada punto es el último.

miércoles, 4 de febrero de 2015

No sabemos ser visitantes

El Valencia ha construido un equipo sólido en todas las posiciones, con grandes jugadores en su plantilla, con profesionales de renombre que muchos clubs de nuestra liga y de ligas europeas e internaciones ansiarían tener en sus filas. En muchos casos hemos sido alabados por hacer grandes partidos frente a equipos, a priori, mejores que nosotros. Hemos lidiado contra aquellos que nos veían inferiores y les hemos demostrado que sabemos dar la sorpresa y ganarles a los que nos creían un equipo menor.

Este año la Copa del Rey se nos escapó por no saber valorarla lo suficiente, por no poner las ganas necesarias y por, quizá con demasiada antelación, vernos en la final sin haber jugado ni la fase de grupos. Ese gran error nos hizo despedirnos del único título al que aspirábamos esta temporada. Era la meta más cercana que podíamos alcanzar y la perdimos por falta de confianza en nosotros mismos, por falta de ganas y garra sobre el campo y por no saber valorar que los partidos se ganan en 90 minutos y que no solo podemos esperar a que el rival falle.

A principios de Liga nadie nos iba a decir que empezaríamos apretando tanto en los primeros compases como para colocarnos entre los mejores. Nos mantuvimos arriba con un juego que realmente sorprendía a muchos y que asombraba, e incluso nos permitía soñar con dar la sorpresa a final de liga. Eran las primeras jornadas y se nos daba la licencia para soñar con algo grande, bien fuera en Copa o, quien sabía, en Liga. Pero como un globo que choca contra una aguja, a medida que pasaban las jornadas el Valencia se iba deshinchando.
Mestalla era el fortín donde todo el que acudía sabía que necesitaría mucho esfuerzo y algo de suerte para salir con algún punto bajo el brazo. En casa nos crecíamos, el factor campo nos hacía jugar como nadie y plantar cara a los grandes. Las victorias no hacían más que aparecer cuando pisábamos Mestalla y el apoyo de una afición convencida y entregada con los suyos hacía que fueran 12 sobre el campo y que se pudiera seguir soñando con algo grande. Pocas tristezas se han vivido en el teatro de los sueños valencianista y grandes partidos se han vivido en ese césped esa temporada. Los grandes sufrían en nuestro campo y llegaban con miedo. En Mestalla se han roto rachas, se han ganado a campeones de Liga y se ha hecho sufrir a tridentes mágicos. Pero no toda la liga se juega en casa...

Cuando hay que salir de Mestalla parece que la fuerza mengua, las ganas de salir a luchar por el partido desaparecen y los jugadores parecen ser distintos a los que ganan a grandes equipos en casa. No sabemos ser visitantes, no sabemos ganar sin el factor campo y nos cuesta plantear un buen partido sin el apoyo de la afición. Ese es el gran error y fallo de este equipo. Dentro de casa hace cosas mágicas pero fuera se deshincha como globo, se duerme en los laureles y pierde puntos que nos hacen alejarnos de la posición de Champions ansiada tras la eliminación copera. El objetivo era claro este año: acabar en puestos que nos metieran en Champions. Los partidos fuera de casa nos están haciendo alejarnos del sueño y tras fallar en Copa, un año más fuera de puestos europeos no nos lo podemos permitir.
Si en casa hacemos partidos mágicos, ¿por qué fuera de casa no sabemos plantearlos igual? Si en Mestalla sacamos la garra de los campeones que un día fuimos, ¿por qué fuera de casa no sabemos ganar a rivales que, en teoría, son inferiores? ¿Por qué les ganamos a los grandes y contra los pequeños nos entra el miedo y perdemos? ¿Por qué nos tachan de “equipo aspirina”?

Es un punto a valorar, a corregir lo antes posible, porque los fallos nos pueden hacer quedarnos fuera y porque las oportunidades de corregir los errores se están acabando y los puntos perdidos son los mismos de los que a final de liga nos lamentaremos. Los partidos se juegan en casa pero también fuera. Los puntos se consiguen con esfuerzo, con mentalidad de poder hacer cosas grandes y con capacidad para hacer autocrítica y mejorar cada partido.

Los títulos no se consiguen jugando solo bien en casa, sino haciendo los mismos partidos fuera de casa. Si sabemos ganar con el factor campo, ahora hay que aprender, cuanto antes, a saber hacer lo mismo de visitante. Aprendamos a jugar sin el apoyo de la afición, porque los grandes juegan bien donde sea. La Champions pasa por los partidos de visitante y  no solo con los puntos en casa. No me valen los lamentos a final de los partidos ni las valoraciones que se quedan en solo palabras. Lo que hay que hacer en corregir los errores y hacerlos patentes sobre el campo. Cuando las cosas no van bien, hay que ver dónde está el fallo y cambiarlo, buscar el error y mejorarlo, porque si no, otro año más, nos quedaremos fuera y seguiremos lamentándonos de que las cosas no van bien.

En Valencia ya estamos cansados de tantos lamentos, la afición se merece alegrías, de lamentos ya estamos demasiado curados. No necesitamos volver a los reproches sobre quién tiene la culpa de los fallos, sino buscar esos fallos y corregirlos. No hay que culpar al entrenador, ni a los jugadores ni a nadie, sino remar todos en una misma dirección y apoyar, ahora más que nunca, a los que hace unos días veíamos como los campeones que siguen siendo.
Si somos capaces de ganar en casa, lo seremos a base de mucho esfuerzo, de hacerlo fuera. El tiempo de cambio se termina y los errores se han de mejorar ya. No me importa lo que muchos critiquen, me has demostrado que cuanto más te exijo más pones de tu parte para conseguirlo. No es criticar por criticar, es exigir aquellos que sé que puedes lograr. Si fueras un equipo menor y sin aspiraciones, me conformaría con que consiguieras puntos, con la salvación o con quedar en media tabla. Pero no eres ese tipo de equipos, eres de los que lucha hasta el final, de los de la Champions, de los de aspirar a títulos.

Tu historia habla de ti mejor de lo que yo pueda hacerlo pero eso hay que demostrarlo y yo confío en que puedas aprender ahora y ya a ser visitante y a convertirte en el campeón que nunca has dejado de ser. La fuerza de la mejor afición te acompaña fuera, aunque no la veas en gradas, te has de convencer que seguimos apoyando desde la distancia, porque un sentimiento, ni kilómetros ni críticas ni malos resultados lo pueden hacer desaparecer. Aprender a aprender y mejorar paso a paso, ese es el espíritu.