Cuando pierdes una batalla solo piensas en cuando será la
siguiente, en ganarla. Cuando caes derrotado ante un enemigo, solo piensas en levantarte,
aprender de los errores y no volver a caer derrotado. Casi nunca se tiene la
oportunidad de volver a enfrentarse al mismo enemigo que te venció en el campo
de batalla, porque toda batalla perdida solo forma parte del pasado. La venganza
es el sentimiento de querer demostrar que se puede ser mejor tras una derrota,
que se puede derribar al rival que un día te hizo caer. No se puede entender un
enfrentamiento sin el placer de pedir venganza si caes derrotado. Las guerras
se ganan o se pierden pero siempre está el sentimiento de revancha y venganza
por parte del que cae derrotado.
Domingo 25 de enero. 21 horas de la noche. Valencia. Estadio
de Mestalla. Es nuestra revancha. Tenemos ante nosotros esa venganza que tanto
hemos deseado. Nuestro rival, un viejo conocido que nos hizo daño y que nos
derrotó en una de nuestras mejores guerras. Nuestro rival viene dolido tras un varapalo
en Copa y nosotros podemos hacerle más daño todavía. Los que se reían, ahora
simplemente nos miran con respeto. El Valencia da miedo, en Sevilla hay miedo
de que hagamos daño y las risas de nuestra eliminación se transformen en
llantos. Partido clave ante un rival directo, ante un rival que lucha como
nosotros para estar el año que viene entre los grandes de Europa. Es mucho más
que 3 puntos, es mucho más que un enfrentamiento por la Champions, es mucho más
que 11 jugadores contra otros 11 sobre un terreno de juego, es algo más que un partido de liga. Esto no
lo entiende todo el mundo, pero todo valencianista lleva deseando la vuelta a
Mestalla del Sevilla desde esa trágica noche donde un remate de cabeza rompió
un sueño tocado con la punta de los dedos.
No podemos fallar en nuestra revancha. Este es el momento de
demostrar que cuando caímos esa noche, nos hizo levantarnos más fuertes y con
más calidad de la que ya teníamos en su momento. No somos unos colores, ni un
escudo, ni una afición… somos un sentimiento que solo el que forma parte de él
sabe lo que significa el partido del domingo y lo que conlleva la llegada del
Sevilla. Somos un sentimiento que por encima de la derrota o la victoria
apoyará al Valencia vaya donde vaya y pase lo que pase pero… el domingo hay que
ganar. Es una espina clavada que nos queremos sacar. No será lo mismo ganarle
el domingo que aquella derrota nuestra, pero ya habremos ganado una batalla y
habremos dado un golpe que duele.
No lo entiendes si no recuerdas esa noche de semifinales de
Europa League, ese Mestalla a rebosar, esa remontada tras una derrota en campo
del Sevilla, ese gol de Mathieu, esos trágicos 5 minutos de añadido, ese saque
de banda, ese remate de cabeza y esa sensación de que el sueño se caía como un
castillo de naipes, esos segundos que fueron eternos hasta que nos dimos cuenta de que el sueño se había esfumado. Si recuerdas la cara de Alves mirando el balón dentro de la
red y pensado “esto no puede habernos pasado”...pero nos pasó y a partir de ahí
llegaron las lágrimas. Las bufandas que antes ondeaban celebrando la
clasificación, ahora estaban empapadas de lágrimas. No importaba la edad, a
todos se nos rompió algo aquella noche, a todos se nos escapó una lágrima ese
día, pero supimos salir y volver a ser en lo que ahora nos hemos convertido.
Tal vez no seamos el campeón de Europa League, pero esa
noche aprendimos que los sueños solo a base de mucho esfuerzo se consiguen. Esa
noche pudimos ver, que pese a la derrota, el orgullo por unos colores no
depende de los triunfos. Ese día se hizo visible que la mejor afición del mundo
vive y reside en Mestalla, venga quien venga y digan lo que nos digan. Sevilla, Mestalla os tiene ganas. Nosotros no os tenemos miedo porque el miedo solo está en la mente, porque solo hace al lobo más grande de lo que es y en Mestalla reside la verdadera bestia que tiene hambre de gol. Solo os daré nombres, acordaos de ellos: Mustafi, Otamendi, Diego Alves. André Gomes, Enzo, Gayá, Negredo, Alcácer y un largo etcétera de guerreros que van a salir a comerse el campo y todo aquello que encuentren en su camino. No son solo nombres, Se han ganado el respeto de los más grandes no por ser nombres, sino por las obras que salen de sus botas.
Y este domingo vamos a demostrar que por mucho que algunos
quieran pisarnos, esquivamos los baches a base de sacrificio, unión y ganas de
hacer cosas grandes. A pesar de que unos cuantos quieran borrarnos del mapa,
estamos dispuestos a grabar el nombre del Valencia con letras de oro entre los
mejores. No es un partido más, es un partido donde el orgullo de unos colores está
en juego. Sois 11 sobre el campo, pero Mestalla os llevará en volandas todo el
partido, porque cuanto más empinada parezca la cuesta, más apoyo necesitarás
para subirla. Cuanto más te critiquen, con más orgullo sacaré la cara por ti. Porque
tú Valencia eres mi forma de vivir y eso quien no siente tus colores nunca lo
puede llegar a entender. En las buenas, en las malas, el domingo, la semana que
viene, en Mestalla o en el fin del mundo, estaré para animarte porque tú te lo mereces, porque tu me has hecho sentirme orgullosa de elegirte y porque nunca un
sentimiento puede borrarse por completo.
#JuntsTornem