Dijeron que no llegaríamos a nada y ahora estamos mirando a
muchos desde arriba. Dijeron que soñábamos cosas imposibles y ahora estamos
donde algunos criticaban que no llegaríamos. Hemos sido tachados de muchas
cosas, de muchas mentiras y de muchos rumores pero solo a base de hechos, hemos
demostrado que cuanto más se habla de algo, más se envidia lo que se está a
punto de lograr. Ellos hablaban que estábamos acabados y demostramos que nunca
nos van a callar por mucho que lo deseen. Dijeron que este equipo jamás sería
grande y ya estamos dando paso al frente para volver a ser lo que fuimos. Las plantillas
son solo la base de algo que cobra perfección cuando el estadio se llena de
gente. Sin la grada el fútbol no es nada y sin Mestalla el Valencia pierde
sentido.
Ayer demostramos lo que es la fiesta del fútbol, que ni la
presión de los rivales que te siguen en la clasificación ni los malos augurios
sobre nuestro juego, pueden acabar con un sueño que empezamos a principio de
temporada y que queremos lograr ahora. Mestalla empieza a ver el final en esa
meta que se planteó un día y ve que la luz está cada vez más cerca. Estamos a
punto de rozar con los dedos ese objetivo que durante esta temporada hemos
hecho tanto por lograr.
Somos solo el principio de algo que no tiene final, porque
cuando André Gomes coge un balón, Mestalla empieza a soñar. Porque cuando Alves
está bajo malos, todo respiramos tranquilos. Porque cuando Otamendi defiende,
nadie piensa en la derrota. Porque cuando Gayá surca la banda o Fegholi hace
maravillas, todo Mestalla sueña con esos viejos tiempos. Porque cuando Alcácer
cuela un gol, la magia cobra vida en el teatro de los sueños. No somos nadie
decían… y tal vez sea porque hay palabras para describir lo que somos.
Este objetivos Champions anoche empezó a hacerse material.
La victoria de anoche hizo que el valencianista se creyera que este año sí, la
Champions no se nos iba a escapar. Nos quedan cinco finales y dos de ellas en
nuestro estadio. Es el último empujón para una aventura mágica con un
grandísimo y merecido premio. Ahora no podemos fallar y no podemos dejar de ser
uno para que, esos que no creían separados y derrotados, vean nuestra victoria
con sus propios ojos.
No somos nadie decía… lo somos todo para aquellos que confían
que los buenos momentos se saborean mejor cuando has luchado duro por ellos. Que
las mejores victorias se dan en las ocasiones en las que te has esforzado al
máximo por lograrlas. Ahora es el momento de poner al valencianismo en ese
lugar que otros se han empeñado en borrarlo. Porque si tú y yo vivimos esto
como nuestro, nadie podrá acabar nunca con la ilusión que nace en el corazón de
un murciélago.