viernes, 23 de diciembre de 2016

Aderlan Santos: Tuercebotas de Oro

Después de una semana de gintonic, cachimba y casalla por parte de algunos, había que ir a Mestalla para pasar el trámite de ver la vuelta del partido de la Copa del Rey contra el Leganés. Después del 1-3 en el partido de ida, parecía que podía plantearse como un partido para reconciliar, al menos en cuanto a goles e imagen, a los jugadores con la afición... pero como siempre, nada de eso pasó.

Un estadio casi vacío, con más entradas regalas que compradas, con mucho frío en las gradas y en el espíritu valencianista, el equipo saltaba al terreno de juego también con pocas ganas de jugar. Había que salir a por la Copa, pero había alguno que otro que ya había hecho eso noches anteriores y ahora no ocupaba ni un sitio en el banquillo. Un partido soso como cualquier otro y, aun siendo uno de los pocos equipos contra los que el Valencia ha podido sacar los tres puntos, no se vio un partido donde los locales fueran superiores

El partido pasó sin pena ni gloria para la afición, que estaba más atenta esperando el descanso para ver el típico espectáculo detrás de la portería por parte de algunos y para poder escuchar, al menos quince minutos, a los suyos animar. Porque sí señores, en Mestalla no se anima. El resto del partido, Mestalla podía considerarse más un velatorio que un partido de fútbol. Parece ser que las fiestas de Parejo tienen más encanto que los partidos de clasificatoria para los octavos de la Copa del Rey, aunque claro... Para eso no hace falta mucho. 

El partido dejó pocos detalles que resaltar. Lo mejor del partido para los ches fue el resultado, un 2-1 que les ponía en la siguiente fase de la Copa, conservando la esperanza de poder lavar la mala racha en Liga con una buena imagen en esta competición. Pero sin embargo, no quiero acabar sin poner de relevancia la calidad de un jugador. Un jugador capaz de hacer una rabona en medio del área y que segundos después le rompan la cintura en una clara ocasión de gol. Es de mérito sacar el balón con una filigrana cuando el rival te está presionando; sacarse una rabona de la manga para dejar a Mestalla con la boca abierta. Sí señores, Aderlan Santos no es solo una cara bonita, este tío saber hacer rabonas, démosle el Balón de Oro que a otros se lo dan por mucho menos

Cuando medio Mestalla buscaba ya el bonito regate de Santos, él mismo se encargó de bajarse del Olimpo. ¿Cómo? Pues haciendo lo que a todo mortal nos puede pasar, dejándose romper la cintura por un quiebro perfecto de Machis dentro del área valencianista. Porque sí señores, Santos también es persona, también se equivoca y se deja humillar para ver que no todo en él es rabonas y cuerpo atlético correctamente trabajado. Sí señores, Santo es mortal y no la reencarnación del mismísimo Pelé

Me quedo con su mano al aire pidiendo perdón. ¿Perdón por qué Santos? ¿Por qué pides perdón si solamente eres malo? Ay Dios mio, cuántos sufrimientos nos va a traer este hombre. Capaz de lo mejor y lo peor... Después de Senderos, este hombre ha heredado un don, el don de romper dorsales. Pobre Ayala cuando vea en lo que ha quedado su número 4. Feliz navidad a todos y que la suerte nos acompañe en 2017. 

sábado, 10 de diciembre de 2016

No somos un equipo, esto es una banda

Calificarnos de equipo es faltar a la verdad y menospreciar la labor de otros jugadores que sí que lo forman. Nosotros somos una banda, un grupo de gente que se une para jugar, o al menos intentarlo, al fútbol sin mayor resultado que hacer el ridículo allí por donde pisa. Vayamos al campo del líder o del colista, el resultado es el mismo: vergüenza e incredulidad por la imagen dada por los nuestros. Vergüenza porque esta panda de vagos no den pie con bola ni suden la camiseta como es debido. Tenemos a tíos que dicen llamarse jugadores y no dan señales de ello en 90 minutos de partido pero luego son capaces de mostrarse dolidos por la imagen dada. 

El dolor se expresa en el campo. Dejándose la piel cuando las cosas salen mal. Pidiendo perdón a la afición que les apoyan aunque solo merezcan pitos. Afición que llena Metalla pese a llevar 12 puntos de 30 posibles. No le hace la cama al equipo ni con la pésima imagen que va dando encuentro tras encuentros, sea visitante o local. Esa afición que le duele cuando los suyos pisan la camiseta que ellos tanto aman y dejan de respetar la imagen de un club con historia, andando por el campo y sin garra en todo el partido. Vergüenza me daría a mi cobrar lo que cobráis y hacer lo que hacéis. No os mostréis dolidos al final de los partidos, demostradme que os duele mientras aún se puede arreglar las situación. 

He visto partidos de ligas de empresa donde le ponen más ganas en cada jugada. Donde van perdiendo y se dejan el alma en cada jugada, no caminan como si fueran ganando. No nos sobran los puntos, por si no os habéis dado cuenta. Estamos con cifras de descenso, con pocas ideas, con cero ganas y con mucha rabia acumulada. No sé si vosotros sentís lo mismo que yo, no sé si os duele ver al equipo tan abajo, pero a muchos sí. Si realmente no os duele, no pasa nada, coged vuestras caras botas y vuestras cosas y largaros de aquí, dejad el sitio a un chaval del filial, que cobrará una parte de lo que vosotros, pero por lo menos le pondrá ganas. 

Basta ya de buscar culpables en la directiva y en el banquillo, que los habrá. Pero los que saltan al campo a jugar los partidos son estos tíos y no demuestran nada. Ya esta bien de quitar entrenadores y de prometer cosas que nunca se van a cumplir. Dejémonos de ideas utópicas, de creer que tenemos estrellas cuando solo tenemos gente sin cojones ni ganas por cambiar la situación. Si me equivoco, demostrádmelo en los partidos. Enfadaos, que las cosas no nos salen bien. No celebréis los goles cuando vais perdiendo, pedid perdón; no deis el partido por ganado hasta que no haya pitado el final el árbitro; no bajéis los brazos antes de tiempo. No piséis mi escudo. 

Dejaros de palabritas en rueda de prensa y de caras largas al final de los partidos. Esas caras no solucionan nada, ni nos dan puntos. No sois estrellas, estáis donde estáis porque sois una panda de vagos y que no dais nada a esa afición que os sigue apoyando cuando ni os lo merecéis. No os pitan, os aplauden para que levantéis el ánimo pero vosotros solo hacéis que tentar su paciencia. Pero la paciencia se acaba y pronto pedirán vuestras cabezas. La del capitán que va andando por el campo, la del defensa que hace penaltis de querubín o la del centrocampista ni en el último equipo que se me pasa por la cabeza jugaría. 

Vosotros nos habéis llevado a mirar de cerca el descenso, si realmente os duele, sacadnos de aquí. Y si no os duele o no os veis capaces, apartaos, dejad que otros lo hagan, pero no entorpezcáis el camino. No manchéis la historia de un club grande que ahora esta bajo mínimos porque vosotros lo habéis llevado allí. Hoy os señalo a vosotros, a todos los que os calzáis las botas cada partido para no hacer nada. A todos los que os ponéis nuestra camiseta sin orgullo ni ganas y la paseáis por la Liga manchándola y deshonrrándola. Cuando me demostréis que os importa algo lo que representáis, entonces seré la primera que os darás gracias, pero hasta entonces solo me dais vergüenza y pena porque no sabéis lo que tenéis entre manos y lo que rompéis cada partido que jugáis. 

Lleváis algo más que una camiseta sobre vuestro cuerpo, lleváis algo más que un escudo sobre vosotros; jugáis a algo más que a fútbol. Lleváis encima el sentimiento de mucha gente que ha pasado mucho junto a este equipo y que no puede tolerar que algunos manchen la historia por falta de ganas y por no ponerle cojones a la situación. Lleváis algo que pesa mucho y que es más importante que vuestro nombre, porque no hay nada ni nadie por encima de equipo que representáis. 

Cuando dejéis de creeros figuras y estrellas que no sois, entonces seréis considerados jugadores de mi equipo, hasta entonces no sois nada. Nada para esta historia ni nada de mi equipo. Lo dicho, si no podéis mejorar la situación, fuera. Deja paso a los que vengan detrás y deja de pisar mi camiseta. 



martes, 6 de diciembre de 2016

Tocados y hundidos...

Sinceramente, el partido del domingo era tan previsible que creo que todos sabíamos cómo acabaría aunque no quisiéramos asumirlo. La segunda parte demostró que el Valencia no sabe apenas defender un resultado a favor y por eso hemos perdido tantos puntos en los minutos finales, bien sea de la primera parte o del partido. No hemos aprendido a defender un resultado y por eso estamos donde estamos, marcando puntos en la zona de descenso y con pocas opciones de que esta situación mejore.

La verdad es que el problema no es solo querer defender un resultado corto con un rival atacando constantemente, sino querer hacerlo desde el minuto uno de la segunda parte, donde ni siquiera llegarte al área del Málaga creando peligro, sino que te encerraste en tu campo a verlas venir. Los jugadores no se daban cuenta de que cada vez las ocasiones se acercaban más al área y que cada vez las oportunidades de empatar estaban más cerca.

Me quedaba sin voz en la grada de Mestalla en la jugada del empate chillando que alguien fuera a presionar al del Málaga que centra solo, sin que nadie le haga la presión, a placer para ponerla donde quiere, en el jugador que está esperándola en el área sin que nadie le cubra como es debido. La actitud en la primera parte es mejorable pero aun así decente, pero no se mantiene todo el partido y por esos se pierden puntos. Estamos donde estamos porque no sabemos aguantar ni ver las ocasiones de peligro.

Esta situación no sé dónde puede terminar, o mejor dicho, no quiero pensar donde podemos estar cuando termine la Liga. Me gustaría pensar que tenemos capacidad de reacción, pero es que tras muchas caídas, sigo sin ver que estos jugadores sean capaces de sacar esto adelante. Es cierto que los cambios de Prandelli no fueron buenos en la segunda parte y dejaron el partido en manos del Málaga para empatar el encuentro, pero es que tampoco se ve en ellos un espíritu de autocrítica y capacidad de mejora.

Veo muchas caras largas a la salida de los partidos empatados y perdidos, pero no veo garra y ganas de salir a comerse al rival cuando empiezan los partidos. Veo frases de dolor en las ruedas de prensa de los jugadores pero no veo ocasiones que finalicen en goles ni veo al rival sufrir sobre el campo cuando juga contra nosotros. Nos hemos convertidos en juguetes rotos en manos de nuestros rivales, que cada uno que pasa nos deja más desmontados de lo que estábamos y un poco más bajo en la clasificación.


Ya no sé dónde llegaremos. Ojalá nos acordemos de esto la temporada que viene y suspiremos pensando en lo que podía haber pasado y de lo que aprendimos. Ojalá dentro de un par de jornadas miremos hacia abajo y digamos “allí estuve, pero salí”. Hemos pasado de dar miedo, a dar pena. Teníamos en Mestalla un fortín donde nadie sacaba puntos; lo hemos convertido en un mercado donde los regalamos. Hemos pasado de ser temidos a ser el hazmerreír de muchos. ¿Cómo hemos llegado a esto?. Que cada uno saque sus propias conclusiones. 


lunes, 21 de noviembre de 2016

Si me pongo a repartir, me quedo sola

Si me pongo a repartir, posiblemente me quede sola y no se salve ni uno solo. Desde el presidente que solo hace que tasar a los jugadores por quién le va a dar más rentabilidad económica, pasando por el banquillo que parece el trono de Mujeres y Hombres y viceversa con tanto cambio y acabando en los jugadores que juegan menos que Alcacer y Aleix Vidal en el Barcelona.

Partiendo de la base de que nada en el Valencia vierte un poco de optimismo a esta situación desastrosa en la que entre unos y otros, entre entrenadores y jugadores, nos han metido, vamos a otorgar esta jornada un mérito especial a una frase. Es para el análisis la reacción del excelentísimo capitán del Valencia, Enzo Pérez, que ha salido a una rueda de prensa, tras un partido en que pudo haber perdido, a decir la siguiente perla: “Hemos tocado fondo anímicamente”. ¿Con lo que cobráis y lo poco que rendís? Fondo estará tocando el que paga el pase y ve como once tíos le toman el pelo a las cuatro de la tarde con un airecito que se cuela por el dobladillo de los pantalones.

Ese seguro que ha tocado fondo, pero sin embargo, sigue yendo a Mestalla jornada tras jornada, sigue creyendo en los suyos aunque los que “anímicamente” estáis hundidos no deis muestras de recuperación y os paseéis 90 minutos por el campo. Para eso, mejor apuntaros a un club de bolillos o salir a caminar por la ruta del colesterol pero dejad de pisotear el escudo que a tantos les ha costado llevar tanto alto y que ahora vosotros colocáis en el farolillo rojo.

Los jugadores el Valencia esta temporada están en un metro, un metro cuyo destino era Europa pero que ha sufrido un percance y ha cambiado su final de trayecto y las voces por megafonía anuncia lo siguiente: “Este tren finaliza su trayecto en: Liga 1, 2, 3”. No nos lo tomemos a broma, esto es muy serio y preocupante. Sinceramente creo que hemos llegado a un punto en que alguien tiene que tomar medidas. Me da igual si Lim tiene que venir o si tiene que jugar el filial hasta que estos aprendan, pero la imagen que estamos dando… da más risa que ver a Suarez dando lecciones de Fair Play.

Señor capitán Enzo Pérez, anímicamente y deportivamente son ustedes unos vagos, que andáis en vez de caminar que lloráis y os quejáis en vez de luchar cada balón. Por eso se escapan los puntos, por eso estamos en estas posiciones en la tabla clasificatoria, por eso tenemos 11 puntos de 24 posibles… Debería daros vergüenza. Solo os preparo para una cosa: si esto sigue así, nuevamente como hace años, volveréis a oír en las puertas de Mestalla los cánticos que os tachaban de mercenarios, que os pedían explicaciones.

Nuevamente saldremos en las noticias rodeando Mestalla tras un partido para que salgáis a dar la cara y reconozcáis que soy los culpables. Y esto pasará si no revertís esto, pero lo que más me preocupa es que creo (espero equivocarme) que a vosotros eso de dar explicaciones os la trae floja. Que dormís perfectamente por la noche mientras los que llenan Mestalla rezan para que el Osasuna y el Sporting pierdan puntos y no colarse en el descenso. Eso es lo realmente triste. 



miércoles, 16 de noviembre de 2016

O salimos del pozo o nos ahogamos en un mar de dudas...

Después del parón liguero y con las ideas bastante frías en la cabeza, se pueden sacar una serie de reflexiones que van mucho más allá del partido del domingo contra el Granada. Está más que clara la necesidad de sacar los tres puntos, no solo de cara a la clasificación (que ya es bastante penosa), sino también de cara a la imagen que puedan tener los aficionados y de cara a los próximos encuentros.

Estamos en un punto de inflexión, bastante hemos pasado ya como para hundirnos a las primeras de cambio. Llega el mercado de invierno y se acercan los rumores de posibles fichajes a la vuelta de la esquina. Dejemos todo eso de lado, da igual quién suene para venir o quién parezca que se va a ir. Ahora es el momento y estos son los jugadores con los que tenemos que asumir los siguientes encuentros. No podemos vivir en un "quizás" y en un constante “y si…”. Pensar que podríamos tener un plantilla mejor no va a mejorar los jugadores que tenemos e infundir miedos sobre aquellos que puedan salir, no va a mejorar los resultados.

Hemos dejado pasar demasiados puntos, como para seguir en esa dinámica. Hemos sufrido demasiados cambios, tanto en estilo de juego como en visión de los entrenadores. Ha llegado la que parece puede ser una etapa de estabilidad en el vestuario y en el banquillo: aprovechemos la calma. Aprovechemos que estamos en el camino correcto para hacer las cosas bien y con sentido, sin pensar en el futuro y mirando atrás solo para mejorar los errores cometidos y tomar impulso.

Tomemos impulso para subir en la tabla, para ganar partidos y encarrilar victorias; para sumar puntos y dar alegría a esa gente que da igual la hora que sea y el frío o sol que haga, que estará entrando por las puertas de Mestalla con la idea que, esta vez sí, su equipo se llevará la victoria. Estamos en el buen camino, no dejemos de mirar hacia delante, porque si miramos hacia atrás solo perderemos tiempo valioso para mejorar y seguiremos cometiendo los mismos errores que nos han llevado a estar en una posición en la tabla en la que hay que mirar demasiado abajo para encontrarnos.

No tendremos estrellas pero tenemos jugadores que lo dan todo y una afición que nunca falla, ya lo hemos demostrado en muchas ocasiones; los nuestros no serán Messi ni Neymar ni  Suárez pero tenemos a Enzo que tiene lo necesario para plantarles cara y decir "a mi afición no se le vacila así, eso lo haces en tu campo". No poseeremos balones de oro, pero los nuestros tienen ganas, fuerza, coraje y más cojones que un fénix, para resurgir de sus cenizas cuando ya hemos ardido en la batalla. Hemos perdido muchas batallas esta temporada, batallas en las que éramos favoritos para llevárnoslas, pero la guerra todavía no ha terminado y si nos creemos que podemos hacerlo, volveremos al sitio de donde no debimos salir nunca.

Pero si no salimos del sitio donde entre unos y otros no hemos metido, nos hundiremos en un mar demasiado oscuro para salir. Este es el momento y el partido contra el Granada es el primer paso para un nuevo rumbo. Ahora es el momento y el domingo es el día. El día para demostrar que cuanto más oscuro parece el camino, más ganas hay que ponerle para levantarse y seguir caminando.

Nunca solo, porque Mestalla nunca falla y siempre acompaña, sea donde sea y pase lo que pase. Porque el que camina junto aquel a quien siempre deseó caminar, no es el camino largo, ni la senda tortuosa, solo son pruebas que se superan para llegar a la meta y decir orgulloso: costó llegar pero lo conseguí.


domingo, 6 de noviembre de 2016

Que mal se ve la Liga desde aquí abajo...

Otro partido más que el Valencia no es capaz de aguantar el resultado a favor y se le escapan los tres puntos que podrían haber dado un respiro al club che. El Valencia afrontaba el partido con las bajas de Gayá tras la lesión y con Enzo Pérez que cumplía sanción por la quinta amarilla que vio el anterior partido contra el Deportivo. Prandelli sacó un equipo con esquema 4-2-3-1 donde destacaba la presencia de Fede Cartabia en el once titular, dejando en el banquillo a Santi Mina, que volvía  a la que fue su casa, y a Munir.

El partido empezó muy bien para los valencianistas, que tras un penalti cometido sobre Rodrigo Moreno, se avanzaba en el marcador con un gol trasformado desde los once metros por Dani Parejo. Pero con el gol, el Valencia empezó una tenue decadencia con el avance de los minutos que hizo posible las llegadas al área por parte del club de Vigo. La primera parte, sobretodo tras el penalti, transcurrió caldeada entre ambos equipos con constantes interrupciones por faltas cometidas por ambos conjuntos. Esto junto con la cesión de la posesión al Celta hizo que el Valencia se apagará.

El empate llegó, nuevamente antes del descanso, tras un jugada por la parte derecha de la portería del Valencia que finalizo Roncaglia para poner las tablas en el marcador. Minutos más tarde, ya en la segunda parte, y tras varias aproximaciones al área de Diego Alves, Guidetti pondría dentro de las redes el gol de la victoria con un cabezazo lejos de los dominios del brasileño portero che. El 2-1 final en el marcador dejar claramente tocados y en posiciones de luces rojas al club che que vuelve a estar demasiado oscuro y sin ideas sobre el campo.

Demasiadas ocasiones cedidas al rival y poca efectividad de cara a gol, han hecho posible que nuevamente se escapen los puntos. Los problemas empiezan a ser serios, ya que la línea defensiva parece hacer cada vez más aguas y la portería se antoja casi imposible mantenerla a cero. Jugadores como Nani se han marcado un partido claramente bueno tras varias ocasiones donde el guardamenta del Celta ha tenido que intervenir para evitar goles del jugador portugués.

No obstante, las dudas que genera el Valencia parecen no solucionarse y hacen necesaria un lavado de cara importante. Se prevé una semana intensa para el club de la capital del Turia, que seguramente aprovechará Cesare Prandelli para intentar solucionar los abundantes problemas tanto defensivos como de encuentro con el gol que tiene este equipo. La semana de parón liguero esperemos que les venga bien para afrontar nuevamente la Liga con una motivación que se mantenga mucho tiempo, puesto que los objetivos cada vez se alejan más y los puntos no suben al casillero valencianista.

Es clara la necesidad de mejorar las líneas defensivas para no ceder tantas ocasiones al rival ni proporcionar tantas oportunidades. En la línea del centro del campo se ha hecho demasiado llamativa la ausencia de Enzo Pérez y, en cuanto a los delanteros, las ocasiones de gol llegan pero en cuenta-gotas y no se finalizan de manera correcta. Esto, junto con la necesidad de explotar las bandas y su incursión por ellas, son algunos de los puntos que tiene que trabajar el club valencianista a la hora de volver a la liga el próximo 20 de noviembre con la visita del Granada a Mestalla.


martes, 23 de agosto de 2016

No me pidas a mi que sea como tú...

Hoy me duele todo. Me duele que un equipo recién ascendido nos maltrate de esa manera y, que después de cinco ocasiones de gol, nos meta cuatro. Me duele el no poder con rivales asequibles en tu campo y me duele más ver como esto no tiene salida aparente. Pero me duele algo mucho más que los resultados y la imagen que pueda tener el club y los jugadores. Al fin y al cabo, ellos pasan y los que nos quedamos para siempre somos los que llenamos estadios y sabemos el significado de la camiseta que vestimos.

No quiero crear polémica ni siquiera me meteré en los motivos que llevan a unos cuantos a reivindicar en un campo de fútbol, aspectos personales en los que no están de acuerdo con el club. Ante todo, hemos de recordar que nadie está por encima del escudo: ni el presidente, ni los jugadores, ni los que animan ni los que comen pipas. Tú puedes venir al fútbol a descargar tu ira o la tensión de toda tu jornada, pero, por favor, no me pidas a mí que sea como tú.

No me pidas que vaya al fútbol a insultar al rival ni a pedir la cabeza de nadie, porque eso para mí no es fútbol. No me exijas que haga lo que, una figura ensalzada y puesta como estandarte por unos cuantos, me ordene. Lo siento, yo solo sigo a mi himno, a mi señera y a mi escudo, lo demás es completamente secundario y prescindible. Sí, con esto quiero decir que sois secundarios e prescindibles, porque os habéis puesto como principales de algo que solo sois protagonistas como todos los demás.

No sois más que el que come pipas, ni el que está callado todo el partido. No sois más que el niño que pisa Mestalla por primera vez ni que el señor que ha venido a ver el fútbol desde que se jugaba en Alguirós. No sois más que nadie, ni siquiera menos, sois igual y hasta que eso no lo aceptéis, no seréis más que obstáculos en un camino en el que debemos ayudar todos. Todos compartimos una pasión y eso es lo único claro.

Olvidaos de reivindicar cosas en partidos y dedicaros a animar, que es para lo que formáis parte de esa grada. Si no os gustan las normas, no ordenéis que a quien le gustan, las incumplan porque vosotros lo ordenéis. Me da igual si pensáis que quien anima cuando no queréis, deshonra al club; más lo mancháis vosotros dejando callada una grada, insultando al club que os da alegrías y a la pasión que, en muchas ocasiones, dudo que corra por vuestras venas.

Si realmente sabéis y comprendéis mi pasión, dejaros de individualismos y dedicaros a empujar por salir hacia delante; dejaros de peleas individuales por vuestros derechos y apoyad al equipo que sufre por una victoria sobre el campo y que pierde partidos. Dejad de estar callados minutos y disfrutad del privilegio de entrar en un teatro digno del mejor de los equipos, ese privilegio que tiráis por el suelo cuando no animáis.

Me da igual lo que penséis, es la imagen que me llevo de vosotros del partido lamentable que os marcasteis ayer. Me da igual si os quieren separar, no sois más que un grano de arena en una playa enorme. Os creéis más grandes que el escudo y no sabéis, que sin él, no estaríais reivindicando nada de lo que ahora pedís. Animad y dejaros de tonterías, de edades y de perder el tiempo mágico, de 90 minutos para vibrar. No he visto en campo alguno en que una grada de animación esté callada cuando su equipo está perdiendo. Reivindicad lo que queráis pero, si entráis en Mestalla que sea para remar no para poner piedras. Y si venís para eso, mejor quedaros en casa, que para rellenar huecos, mejor les dejáis vuestros valiosísimo pases a gente que tenga ganas de ayudar al equipo 90 minutos y no ponerle más trabas de las que ya tiene sobre el campo.

Es todo por hoy, a quien no le guste que no lo lea; a quien le desagrade lo que digo, que se dedique a mejorar la imagen dada. No he dicho nada más allá de lo que trasmitisteis ayer en un partido en que esperaba algo más de vosotros. Porque si tenéis edad para reivindicar derechos, también deberíais aplicaros vuestros deberes innatos como zona de animación, que son, principalmente, los de no dejar solo al Valencia pase lo que pase. Ayer lo dejasteis solo, eso pesara sobre vuestras cabezas, pero la imagen que disteis es más lamentable que el juego y eso es terriblemente vergonzoso.

miércoles, 20 de abril de 2016

En tierra de nadie, en boca de todos...

El Valencia afronta esta noche un partido con la SD Eibar, que será el primer broche para finalizar esta temporada. Después de la buena imagen dejada por el equipo en su visita al Camp Nou, se espera que esta noche se pueda continuar con el buen sabor de boca y así encarrilar un final de temporada que pueda endulzar levemente la mala campaña que está a punto de finalizar.

Es bien cierto que para el Valencia no es un partido intrascendente puesto que cada punto sumado servirá para dar un poco de luz a la campaña oscura. Quién nos iba a decir que estaríamos contando los puntos para alejarnos del descenso pero es lo que toca ahora... No nos queda otra que tragar esta temporada nefasta de los nuestros y seguir apoyándolos en este último tramo. En verano, ya llegará el tiempo para hacer balance, para ver quién sobra y quién falta, a quién hay que renovar, fichar o darle la carta de despido.

Este partido, aparte de una manera de demostrar que lo visto en el partido contra el Barcelona no fue un espejismo, servirá para dar un tributo a esa afición que no ha fallado nunca en su apoyo, incluso en momentos en que los suyos no se lo han merecido y ha pisado la camiseta por los campos de la Liga. A esa afición es a quien hay que dedicar cada victoria y cada punto conseguido en estos cinco últimos encuentros. Será un pobre regalo porque no se han logrado los objetivos pero es necesario que, por lo menos, vean que los suyos hacen el esfuerzo por jugar los partidos con la cabeza alta y defendiendo la camiseta que lleva.

Estos últimos partidos pueden servir para dar una imagen definitiva de quiénes no deben seguir la temporada que viene. Se puede juzgar las posiciones que se han de reforzar y aquellas que necesitan ser mantenidas. Hemos visto jugadores que solamente han sudado la camiseta cuando han sido directamente señalados como culpables por la afición y este no es el camino…
Está bien claro que la portería está bien cubierta pero falta saber el orden que han de ocupar los porteros. La defensa necesita una clara modificación, puesto que Mustafi necesita un compañero de bailes adecuado y no bailar con la más fea. En esta posición, hemos confundido fichar figuras jóvenes que se venían de estrellas con fichar figuras estrelladas ya desde jóvenes. Es necesario pulir y trabajar el juego por las bandas así como hacer sólido el centro del campo con figuras como André Gomes y Javi Fuego. Por último, la delantera debe ser letal arriba. No podemos permitirnos otra temporada de irregularidades de cara a gol y con fallos que nos hacen perder puntos.

Esto, junto con una búsqueda de un buen entrenador, deben ser los trabajos pendientes para la próxima temporada. Estos últimos partidos deben servir para continuar con el balance. Los objetivos no se han logrado y ha sido una temporada decepcionante para todos, eso está claro… Empecemos a mejorar para que no vuelva a ocurrir el año que viene y se pueda lograr devolver la alegría a una afición que no falla nunca.

Esta noche, Mestalla apoyará a los suyos como ha hecho siempre aunque los puestos de Europa sean imposibles y estemos en puestos de tierra de nadie. Siempre está ahí en las buenas y en las malas. Dar una alegría con victorias y puntos a estos que llenan estadios y viajan kilómetros, es la mejor manera de decir que esto no se va a repetir y que se está trabajando por mejorar. Si fuimos capaces de ganarle a líder, ¿quién nos dice que no asaltaremos el Bernabeu también?

Nunca se ha de subestimar al adversario cuando está en el suelo, porque en cualquier momento puede levantarse y atacarte por la espalda. Estábamos heridos y nadie creía que podíamos sacar algo del Camp Nou... aun así ganamos y callamos boca. No servirá de nada porque la temporada está perdida pero sí demostraremos que solo hemos tenido mala suerte, una mala preparación física y que no nos han ido las cosas como esperábamos. Solo si salimos como el pasado partido frente al Barcelona demostraremos que el año que viene, estamos trabajando para volver a dar guerra como solo nosotros sabemos hacer.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Chery...¿ché?

Al parecer lo de la temporada de transición habrá que irse acostumbrando a que ocurra, porque esto no parece una situación que puede arreglarse a corto tiempo. Mientras los resultados no llegan, muchas son las dudas que se plantean entorno a tantos temas en el seno valencianista. Desde la marcha de Otamendi el equipo parece haber caído en un círculo vicioso de malos resultados y feas rachas.

Como consecuencia de las malas rachas, se espera que figuras visibles den la cara e intenten mejorar la mala situación en la que vivimos. Se esperó primeramente de los capitanes, pero la respuesta no parecía llegar. Y tuvo que llegar uno del Madrid para que muchos vieran en él a la figura con la que puede soñar el valencianismo con un futuro mejor.

Denis Cheryshev. 26 de diciembre de 1990. Ruso de nacimiento. Tras pasar por el Sevilla en una cesión sin pena ni gloria y con muchas dudas sobre su estado físico, el jugador recayó, nuevamente con cesión, en el Villareal. Tras una temporada excelente en el submarino amarillo, el Madrid lo recabó en sus filas, donde solo vio el Bernabeu desde el banquillo. Para más inri, una fase de Copa del Rey, la bombilla se le encendió a algún iluminado merengue y decidieron ponerlo contra el Cádiz. Sin antes darse cuenta de que el jugador no podía jugar… En Cádiz tuvieron motivos para chirigotas y la figura de Cheryshev quedo marcada por la alineación indebida, la culpa de unos u otros y los cánticos burlones que se entonaban en todas las gradas con su nombre.

Condenado al ostracismo en la Meseta, la noticia llegaba cuando se le vinculaba al Valencia. Un murmullo de incertidumbre se oyó en la capital del Turia con esa noticia. Tras “figuras” más que estrellas, estrelladas, como Aderlan Santos, Danilo Barbosa o Abdennour, Cheryshev venía con la duda tras su espalda. Pero nada más lejos de la realidad. Llegó a Valencia para pisar donde otros hace tiempo solo caminaban, para dejarse sobre el campo algo más que el sudor y para demostrar que un jugador puede resarcirse de sus mayores temores con buen juego y algo más que una mente fría.

Sobre el campo empezó a dejar detalles de jugador implicado y tras la derrota enésima del Valencia en Liga, pocas semanas después de haber llegado, fue el encargado de salir en rueda de prensa a dar la cara que otros ni se atrevían a dar. Desde ese momento la figura de Denis empezó a tomar protagonismo, no solo por esa valentía de salir sino porque se hizo patente que estaba implicado con el equipo mucho más que otros que llevan años vistiendo la camiseta.

Y la famosa pregunta llegó “¿te quedarás en Valencia la temporada que viene?”. Todos los ojos estaban puesto en él y en su respuesta. “Yo me quedaría, estoy a gusto aquí, pero no está en mis manos”. El jugador lanzó su pelota al tejado madridista, dejando entrever que podía volver a vestir la camiseta ché la próxima temporada. Pero como todo bonito cuento, llegó el final triste. El pasado sábado, el delantero ruso notó que algo se rompía. Un mes de baja estará fuera de los terrenos de juego… No puede salir todo bien… Cuando las cosas van mal, se juntan los astros para que vayan peor. El único que rendía sobre el césped se lesiona y obliga nuevamente a reestructurar las líneas.


¿Estamos ante un nuevo caso Otamendi? ¿Será Cheryshev la figura que esperábamos de Parejo? ¿Se quedará otra temporada en Valencia o volverá a la sombra de Florentino para volver a un banquillo demasiado cotizado? La suerte está echada y las preguntas hechas. To be continue… 


miércoles, 2 de marzo de 2016

Visión de futuro...

Ya que visto lo visto, la temporada que está a punto de terminar, ha sido para el Valencia un mero trámite, habrá que empezar a pensar en la siguiente y en todos aquellos agujeros que hay y se necesita tapar cuanto antes. Sabíamos que el cambio no iba a ser fácil, pero tampoco nos imaginábamos que en la temporada íbamos a sufrir tanto por encarrilar varias victorias consecutivas. Ante los grandes, parece que nos crecemos pero cuando vienen equipos con racha negativa, son ante los que cedemos puntos.

El juego deja mucho que desear si nos paramos a mirar cómo era la temporada pasada. Partiendo de que la plantilla es prácticamente la misma que la campaña anterior se pueden pesar dos cosas: o se dependía excesivamente de Otamendi o hay algo en la preparación de los jugadores que no marcha bien. No se puede ya achacar tanto la culpa a que el planteamiento deportivo y físico de los jugadores en la pretemporada con Nuno fue nefasto (que es verdad) pero ya ha habido tiempo suficiente como para mejorar (un mínimo al menos) el nivel físico… Y ese cambio, permitidme la expresión, no lo ve ni la Chata.

El centro del campo es lo más inestable e irregular que he visto en años. La defensa un coladero (la marcha de Otamendi nos hizo daño) y la delantera cada vez falla más. Negredo parece el Guadiana, “aparece y desaparece”. Cuando se le espera no está y cuando piensas que está en racha, de repente, desaparece. Las bandas ya ni se explotan, Gaya no parece ni el de la temporada anterior ni el que anhelaba el Madrid. Y así uno tras otro todos pueden ir pasando por una larga lista de fallos.

En algunos partidos se vislumbra lo que parecen ser síntomas de recuperación futbolística pero hace falta un partido más para darse cuenta que era un simple espejismo… que las rachas positivas no nos llegan y que no sabemos o no podemos empezar a subir la alta pendiente en la que hemos caído. Las alegrías esta temporada van a contarse con los dedos de una mano…Y nos van a sobrar algunos. Si seguimos en Europa League será una de ellas; si no se van figuras como Mustafi será otra y si conseguimos acabar entre los 10 primeros ya nos podemos dar con un canto en los dientes.

Y es muy triste dejar la temporada como mala cuando aún quedan partidos por jugar, pero es que la realidad solo nos invita a eso. Remontar esto ya es casi utópico por no decir imposible… no es que se deje de creer en los jugadores ni en el club, es que a veces hay que ser realista y pensar que hemos pasado una temporada de transición, de asentamiento de un proyecto nuevo y con perspectiva de cambio… Eso sí, con perspectiva de cambio a mejor, porque otra temporada así y ya no será culpa de quién ocupe el banquillo ni de quién juegue arriba (que tienen parte de culpa), pero se empezará a pensar que la planificación no es todo lo maravillosa que parecía al principio.

Es tiempo de acabar esto dignamente, sin sufrir y sin pensar en descenso pero sí en la siguiente campaña. Pensar en aquellas cosas que son necesarias de cambio, aquellas posiciones que necesitan ser cubiertas correctamente para poder ser el equipo competitivo y luchador que se espera de este Valencia. No somos un equipo de media tabla ni de sufrir por no descender; somos de ir apurando pero de conseguir los objetivos luchando cada partido. No ganaremos la Liga faltando diez jornadas, pero a lo mejor, si luchamos, la ganamos en el último suspiro. No llegaremos a la Champions sobrados, pero quién sabe si pasito a pasito, podemos volver a una final.


Para que eso se cumpla hace falta que esto se cambie, que las cosas que no van bien se mejoren, que se busquen figuras competentes y significativas que lleven a este club a lo más alto pero, sobre todo, que esta afición vuelva a recuperar la emoción de ver a los suyos luchar por un título o por una clasificación y no darles la decepción de contar los puntos que nos separan del descenso ni desilusionarse cada vez que se vea que un derrota te aleja más de la gloria y te mete más en la miseria deportiva.


martes, 23 de febrero de 2016

Nunca es tarde, si la dicha es buena...

Al parecer el Valencia ha dado con la tecla para que el equipo empiece a funcionar… a estas alturas, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Tras el partido en Europa League donde el equipo dio una imagen desconocida pero totalmente satisfactoria, la afición esperaba del partido contra el Granada en Liga, una imagen similar.

El partido en Mestalla, se desarrolló con una intensidad desde el minuto uno completamente correcta por parte de los nuestros, bien es así que los goles llegaron en los minutos iniciales y dejaron al rival si capacidad de reacción. Los pases eran precisos, al primer toque; los jugadores le ponían ganas, corrían a recuperar balones perdidos e incluso creaban ocasiones, pasando el balón por casi todos los jugadores. Un juego completamente inaudito en los anteriores partidos, que dio a la afición la alegría de vivir un 6-0 tras una racha nada buena. Una alegría merecida para aquellos que nunca dejan a los suyos solos. Un partido donde vimos la mejor cara de los nuestros y algunas luces de jugadores como Santi Mina del que se esperaba mucho pero que a lo largo de la temporada no ha tenido claras oportunidades ni acierto.

En el partido del Rapid, Mina se marcó un partido de escándalo dando tres asistencias de gol y anotando dos goles a su cuenta personal. Este, entre otras, fueron las grandes alegrías que se llevaron los valencianistas al ver que los suyos podías salir del túnel, si querían y le ponían ganas. Esto, junto con la clasificación para siguiente ronda de la Europa League casi asegurada, dejaba a los valencianistas con la moral por los aires y con la vista puesta ya en el partido del domingo pasado contra el Granada.
Nos tocaba visitar el estadio de un equipo completamente hundido en la lucha por no descender y al cual nosotros debíamos ganar para no complicarnos la vida de cara al final de la Liga. El partido fue monótono, aburrido y lo único bueno fue la victoria con la que volvieron los nuestros a la capital del Turia. Tras ir 0-2 en el marcador, la segunda parte del Valencia empezó a complicarse a medida que avanzaban los minutos y las fuerzas iban disminuyendo. El Granado tuvo oportunidades para empatar el partido e incluso para meternos el miedo en el cuerpo tras encajar el 1-2 definitivo. El encuentro acabó con los nuestros pidiendo la hora, pero con los tres puntos en el bolsillo que nos coloca a cinco puntos de Europa y nos aleja, todavía más, de los puestos críticos.

Tras estos dos resultados, algunas luces se intuyen de este Valencia pero todavía son muchas las sombras y las puntos débiles que tiene este equipo. La intensidad del partido de Europa no se vio en el partido contra el Granada pero claro, todo es tiempo y aunque los puntos siguen sumando, el estilo de juego todavía tiene que cuajar entre los nuestros. La temporada todavía no ha terminado pero, si ahora hemos dado con la tecla, nunca es demasiado tarde para levantarse y demostrar que no hemos venido para quedarnos en el suelo viendo como nos pisan, sino que somos grandes y nos levantamos para plantar cara cuando más rendidos piensan que estamos.


Estábamos perdidos pero no nos deis por muertos, porque un sentimiento no se destruye con derrotas; una amor no muere por rachas malas; una vida nunca la destruyen los momentos malos ni el grande se queda en el suelo para siempre. Cuando más muertos nos veáis, más fuerzas hemos de poner a levantarnos; cuando más crean que no saldremos, más les dolerá cuando nos vean levantarnos. Porque lo que hace grande a un sentimiento no son las veces que se encuentra en la cima, sino las veces que estando en el suelo, saca fuerzas para levantarse. 


jueves, 18 de febrero de 2016

A buen entrenador, pocas palabras...

Esta noche arranca para el Valencia la andadura por la Europa League y se respira la tensión junto con la incertidumbre de si, se continuará con la buena racha comenzada en el partido del Espanyol que predecía el retorno a la buena senda, o si, por lo contrario, la victoria en Liga solo fue un espejismo y la visión del equipo no ha mejorado realmente.

Neville afronta el partido con serias bajas en el once habitual, algunas por lesión y otras por sanción, desventaja que no le servirá como excusa en el caso de que el resultado de esta noche no sea el esperado. Ante un equipo para nada desconocido ni Cenicienta, el Valencia empieza su andadura europea tras haber caído en la Champions con un grupo en el que se predecía su clasificación casi desde el comienzo. Pero las cosas no han ido bien para el Valencia, tras caer eliminados en Champions, habiendo pasado por ella sin pena ni gloria y con rachas negativas en el campeonato liguero, la Europa League es la única alegría que todavía mantiene con ánimos a los chés.

Neville pasa por una prueba de fuego ante su afición, que al contrario de lo esperado por muchos, ha respondido con buena actitud pese a los malos resultados cosechados por los suyos en los últimos partidos. Pese a los pitos y a las voces que empezaban a pedir la cabeza, no solo del entrenador, sino también la de algunas figuras importantes a las cuales se les achacaba un mal rendimiento, la afición ha respondido a la Europa League dando muchos ánimos a los suyos a su llegada esta mañana al Estadio de Mestalla.

Sin Mustafi y algunos titulares más, con algunas dudas en el centro del campo y con incertidumbres sobre quién ocupará la portería, Neville se planta ante su afición para empezar a saldar las deudas que tiene con ella y para mejorar, demostrar y dar un golpe de autoridad sobre la mesa para revertir la situación del equipo, pero… ¿realmente podrá? ¿Está capacitado para entrenar a un equipo bajo mínimos, futbolística y anímicamente? ¿Es Neville un “conejillo de indias” puesto en el Valencia para “probar”? Háganse cada uno esas preguntas y sobretodo, intenten responderlas…

Desde mi punto de vista, no ha habido grandes avances desde la llegada de Neville al Valencia. El juego de los nuestros sigue con muchas fisuras, el centro del campo no parece cuajar de ninguna de las maneras; la dupla de delanteros está realmente desatinada cara a gol; ni Neville ni nadie sabe qué esperar bajo los palos cada partido; la ausencia drástica de Jaume en los últimos partidos ha sembrado la duda sobre el jugador. Esto, junto con el mal rendimiento futbolístico del equipo en general, hace que el paro ronde cerca de Neville desde hace semanas. Es verdad que recibe la herencia de una pésima preparación física a principio de temporada y de una mala gestión deportiva desde el final de la campaña anterior, pero no hemos de olvidar que los jugadores son los mismos prácticamente que la temporada pasada salvo alguno que otro que ha cambiado los colores de la camiseta.

Son muchas las dudas, preguntas, cuestiones y cábalas en el entorno ché pero la verdadera prueba de juego se verá esta noche en Mestalla y será la afición quien diga si realmente este equipo se ha repuesto del duro bache de partidos perdidos o si, solamente, ha intentado salir de un pozo, en el que se ahoga poco a poco. Está en manos de los soberanos que se sientan en las gradas todos los partidos, dictar sentencia sobre todo esto, y en las mías decir que esta noche nos jugamos mucho más que unos pases a la siguiente ronda. Nos jugamos demostrar que realmente el Valencia se levanta cuando las cosas van mal, que apoyamos cuando las cosas no salen bien y que los nuestros están implicados en este proyecto. A buen entrenador, pocas palabras…





lunes, 15 de febrero de 2016

¿Dónde estabas entonces?

A veces, para valorar el sabor de la victoria, tienes que aborrecer el de la derrota. No es fácil estar en los momentos malos, cuando nada sale bien o cuando, simplemente, nada sale. Es difícil arrimar el hombro y remar juntos cuando los que salen al campo tiran por tierra la camiseta que tanto amas. Es complicado ver que el mismo discurso se repite una y otra vez, pero que los cambios no se ven. No hay nada más incompresible como ver que los mismos jugadores que un día te hicieron tocar la gloria, hoy te han hundido en un pozo oscuro y sin salida. Es difícil permanecer junto a ellos en esos momentos, porque muchos son los que se marchan y critican cuando todo va mal, pero… ¿Quién permanece en esos momentos? ¿Quién nunca se marcha y nunca deja solo a un sentimiento?

La respuesta es fácil: aquel que realmente lo siente en el corazón. Hay muchas maneras de sentir la camiseta. La fácil es la de sacar camiseta, bufanda y demás cuando aparecen las victorias, se gana a los grandes o se toca la gloria. En esos momentos son muchos los que acuden a Mestalla, cantan los goles, admiran a los jugadores y les piden camisetas. En esos momentos son muchos… ¿Y en los otros? ¿Y en los días en que los goles del rival llegan en el último minuto? ¿Y cuando ves que los tuyos van caminando por el campo y un equipo, que venía de perderlo todo, te gana en tu casa? ¿Quién permanece en ese momento?

Cuando pasa eso, ya nadie pide camisetas, se vacía el campo y se pita a los jugadores. Algo tan respetable como merecido pero… ¿recordamos alguna vez, que son ellos los que nos llevaron a saborear la gloria? Se nos olvida fácilmente que hace poco nos codeábamos con los grandes como iguales y que eran los mismos jugadores los que nos llevan allí. Eran los mismos, solo que ahora las alegrías no son lo que viene de su mano.

Desde pequeña me enseñaron que los caminos fáciles no son siempre los correctos. Yo aprendía bien esa lección y por eso me hice valencianista. Porque el camino fácil hubiera sido hacerme de uno de los que siempre han sido grandes y en los que nunca se sufre. Pero no es el camino correcto. Me hice valencianista para saber lo que cuesta sudar una victoria, lo que cuesta ganar a un equipo, lo que a veces cuesta mantenerse junto a los grandes. Me hice valencianista porque supe apoyar cuando muchos se iban, supe tragarme las lágrimas o llorar cuando las cosas salían mal y las soluciones no las aportaba nadie. Supe estar con los míos cuando los campos se vaciaban y nadie acudía a verlos. Cuando se rumoreaba sobre el descenso o cuando los grandes nos humillaban en su campo. Ahí estuve junto a mi pasión; estuve junto al Valencia.


Ahora muchos se subirán al carro de que siempre han confiado en que el Valencia levantara la cabeza, pero… ¿dónde estaban eso cuando perdíamos? En otros sitios poniendo de vuelta y media el Valencia, sin arrimar el hombro y optando por el camino fácil. Por eso, en las buenas, en las malas, cuando estés en el suelo o en lo más alto; cuando los grandes besen por donde pisas o te pisen allí por donde pases… Siempre, pase lo que pase, venga quien venga, juegue quien juegue, recuerda: siempre habrá alguien en la grada confiando en ti. Siempre habrá alguien que crea en que puede mejorar la situación. 

No mires solo a los que se van cuando todo va mal, sino a los que se quedan y permanecen cuando las cosas salen torcidas. Esos son los que se merecen las victorias y los que se alegran cuando se revierte la situación. Un día establecí con el Valencia un matrimonio perfecto y por eso, estaré contigo en las buenas y en las no tan buenas, en las salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de mi vida y hasta en el cielo, animaré por ti. El Valencia siempre se levanta porque confía siempre en que el mejor sentimiento del mundo, nunca puede estar en el suelo para siempre. 

jueves, 4 de febrero de 2016

The show must go on...

He visto tragedias en el cine más alegres que la que vivimos anoche. Y mira que la eliminatoria se planteaba interesante pese al pésimo espectáculo que se veía las últimas jornadas. A 5 puntos del descenso y todavía éramos capaces de creer que se podía ganar al Barcelona, en su casa, con Neymar, Messi y compañía jugando… Porque la ilusión es lo último que se pierde pero lo primero que pica y duele. El batacazo fue tan grande que los goles ya casi no dolían, o al menos dolían menos que el espectáculo que se veía sobre el campo.

El Valencia es un equipo sin ideas, hundido en la fosa más honda que existe, cavada por un equipo sin perspectiva de futuro, con un entrenador que no puede revertir la nefasta situación y con un equipo que no levanta cabeza. Dicen que los golpes duelen menos cuando estás en el suelo, pero la verdad, es que duelen igual o más, porque no te dejan mirar hacia delante. Duelen porque sabes cuándo te repongas de esta derrota, vendrá otra que todavía no ves venir y que no podrás hacer frente. Porque actualmente estamos en un túnel del que no vemos ni la luz, ni la salida ni tenemos ideas para que llegue más pronto.

Estamos perdidos en un mar de mal juego, jugadores mediocres sin ritmo y sin esperanza. Ellos no creen lo que juegan, no sienten la camiseta ni sudan los colores. Les da igual los que no puedan dormir por la noche; les dan igual los que paguen el abono al año para verlos; los que viajen kilómetros para animarlos. Si realmente les importará esa gente, al menos, correrían por el campo y no irían al trote cochinero o paseándose como si estuvieran el Parque de Cabecera. He visto abuelos en los parques moverse más rápido que el Valencia ayer. He visto personas mayores con más espíritu mirando obras en mi pueblo que la plantilla que ayer vestía mi camiseta y la arrastraba por el campo.

Los goles me dan igual, sean 7 o 25. La imagen es lo que realmente preocupa. Entiendo que estamos ante el mejor Barça de la historia… pero también ante un Valencia irreconocible y con la moral por los suelos. Ya no es problema de quién esté en el banquillo, del estilo de juego que plantees ni de quién salga en defensa o en ataque. El problema está en que los que salen no tiene garra ni ganas. No sudan la camiseta y no plantan cara. Y por eso, la afición se queja.

Habría que enseñarles que tras este partido, ellos mismos tendrían que mirar a los ojos a esos niños que llevan la camiseta con orgullo y decirles que siguen siendo los héroes que eran la temporada pasada. Tendrían que dirigirse al que trabaja por pagar su abono y decirle que todo se solucionara sosteniéndole la mirada. Tendrían que ir con la cabeza gacha por la calle y oír todo lo que la gente piensa de ellos. Porque ahora, cómo le explicas al aficionado de a pie que tiene que ir a Mestalla a animar el siguiente partido. Cómo le explicas a un niño que la ilusión está por encima de las derrotas y las malas rachas. Cómo se le explica a alguien que el sentimiento no son los jugadores sino la camiseta que llevan.



Tal vez, esa frase que he oído esta mañana sea cierta. “Hemos elevado a la categoría de dioses a gente que no llega ni a súbdito”. Tal vez hemos puesto el nombre del jugador por encima del nombre de la camiseta. Pero estamos aquí para levantarnos. Tal vez no hayamos estado en peores o tal vez sí, pero si algo somos es fuertes para avanzar… No sé hacia dónde pero lo que sí sé es que nadie, por muchos goles que nos metan, por mucha rabia que sienta, por muchas lágrimas que caigan o por muchas risas que oiga, nadie me va a quitar el orgullo de llamarme valencianista ni de sentir mis colores por encima de aquellos que tratan de pisarlos. 


lunes, 18 de enero de 2016

Algo llamado valencianismo...

Si algún día, esos que ahora se pasean por el campo supieran lo que demuestran, se les caería la cara de vergüenza por el pésimo espectáculo que dan. Ganando millonadas y no demostrando nada. Arrastrando, literalmente, una camiseta que es algo más que unos colores, es un sentimiento que ni comparten ni respetan. Algún día espero que se den cuenta de que cada vez que no corren tras un balón, que no defienden correctamente un contraataque o simplemente, cada vez que se pasean sin ganas ni garras sobre el césped, hacen daño a algo más que a su equipo, hacen daño a una afición que ha dado tanto por ellos. Hemos sufrido las peores caídas y hemos aguantado los peores golpes sin desfallecer para que ahora, después de todo eso, nuestro premio sea este.

No necesitamos que nadie nos diga lo que duele que tu equipo no levante cabeza; no necesitamos más explicaciones sobre lo que es sufrir por los colores que corren por tus venas; no necesitamos a jugadores que no sientan la camiseta; no necesitamos palabras bonitas ni discursos utópicos; no necesitamos caras bonitas tapando un extraordinario desastre; no necesitamos gastarnos millones en una plantilla para no levantar cabeza y perder contra los pequeños; no necesitamos salir en la prensa siendo un equipo revelación; no necesitamos que nadie nos aplauda al pasar ni que nos tengan miedo; no necesitamos nada de esto para ser felices.

Mestalla no necesita eso. Mestalla necesita jugadores implicados en dejarse la piel por cada punto; necesita jugadores que sepan lo que demuestran y lo que defienden; que sepan pedir perdón a aquellos que les animan pase lo que pase; necesitan que se les diga que algo no funciona; necesitan que se busquen soluciones reales a problemas que todos vemos; necesitan una plantilla implicada en un proyecto algo más que deportivo; necesitan que los que forman su equipo se crean que son importantes para esos que cada partido nunca fallan y en cada derrota sacan fuerzas de donde no las hay para no dejarlos solos. Si fuéramos una afición oportunista, Mestalla ahora estaría vacía hasta que no levantarais cabeza. Mestalla sería un cementerio en absoluto silencio como señal de que no os merecéis que canten para animaros. Entonces, tal vez, en ese momento os daríais cuenta del sentimiento que os cargáis cada vez que no dais lo máximo en los partidos. Pero no somos así…

Un sentimiento es algo más que llenar Mestalla en los partidos contra Barça y Madrid. Es algo más que animar cuando se gana 3-0; algo más que celebrar el pase a otra fase de la copa o la clasificación a la Liga de Campeones. Un sentimiento es seguir animando cuando tu equipo no gana un partido; es animar cuando sabes que se escapan los puesto de Europa, cuando tu equipo va décimo y cuesta abajo; animar cuando las opciones de clasificarte para el objetivo de este año, cada partido se esfuman más lejos. Es animar pese a todo y pese a todos, hasta que deje de rodar el balón y entonces hacer notar que no se está de acuerdo.


El campo es soberano y la afición la reina que todo lo ve. No es que ahora nos bajemos del burro y os dejemos solos, porque os animamos durante todo el partido. Nos quejamos al final, para que os deis cuenta del enorme regalo que tenéis, que no valoráis y al que no le dais alegrías como para merecerlos. Levantad la cabeza mientras jugáis mal y mirad la grada. Veréis a niños pediros la camiseta cuando ni siquiera la habéis sudado aun siendo el minuto 80; veréis a gente que celebra un córner porque espera que en esa jugada pueda llegar el gol que nos meta en el partido; veréis a aquellos que os levantarán la moral aunque el resultado haga imposible una victoria. Veréis a esos por los que debéis jugar y dejaros la piel. 

Hasta que no veáis a esa gente como alguien a quien le debéis todo lo que tenéis, seguiréis arrastrando el escudo por cada campo que piséis y seguiréis siendo meros jugadores y no formaréis parte de algo llamado valencianismo.