jueves, 15 de enero de 2015

Tocados pero no hundidos

Cuando un sueño se cree posible, se hacen todos los esfuerzos necesarios para cumplirlo. Cuando todo parece que va a tu favor, hay que poner más empeño para conseguirlo porque el camino no siempre es tan fácil como aparenta ser. Cuando te confías y no pones todas las fuerzas en lograr una meta, puede pasar que te caigas por el camino y que no haya oportunidad de levantarse de nuevo y retomar los pasos. Cuando menosprecias el único título al que aspiras esta temporada de la manera que lo ha hecho el Valencia, pasa lo que nos pasó el miércoles, que salimos confiados de que el empate a cero nos vale y un Espanyol mucho más listo y ordenado que nosotros no deja fuera de la que ya creíamos nuestra copa.

El cuadro de las eliminatorias nos favorecía. Los grandes se enfrentaban por la otra parte de la Copa y solo nos encontraríamos con Madrid, Barça o Atlético si llegábamos a una supuesta final y por ello ya empezamos a vernos en la final de cabeza, porque éramos los mejores de nuestro cuadro. Ya veíamos la venganza con el Sevilla en cuartos, dejándolos fuera como ellos nos hicieron en la Europa League del año pasado. Pero sin esfuerzo no se consiguen las cosas y sin ganas no se ganan partidos. Nosotros perdimos las ganas por esta copa no sé porque motivo ni cuál es la razón, pero la verdad es que la perdimos. Salíamos a los partidos a ver qué pasaba y así nos fue contra el Rayo… sufriendo hasta el último minuto para pasar a octavos. Y llegó el Espanyol a Mestalla tras haberle ganado al Madrid y ya pensábamos que los fantasmas de Copa se había ido, pero pronto nos dimos cuenta que no. Ganamos en Mestalla con un ajustado 2-1 que nos llevaba a Conellá con el miedo en el cuerpo. Y llegamos a Barcelona y nos paseamos. Solo cuando el Espanyol nos metió el primero pisamos el área rival.

No es tiempo de señalar culpables ni de buscarlos, sino que es tiempo de encontrar el problema y solucionarlo. No podemos hacer un partizado contra el líder, ganarle dando una buena imagen y llegar a Vigo y que nos cueste arrancar, que empates y no des buenas sensaciones. No podemos ganar a los grandes y perder la copa contra un Espanyol que sacó muchos más méritos que nosotros para pasar.

No señalemos a Yoel porque no paró el primer gol, porque es el suplente y porque no ha hecho buenos partidos; no digamos que Barragán no defendió lo suficiente; no digamos que la expulsión de Mustafi marcó el partido, porque ni con 11 nos estábamos enterando; no digamos que Parejo no está fino los últimos partido ni que los goles no llegan, porque no pisamos el área; no digamos que Nuno no sabe hacer los cambios y que no plantea bien los partidos. 

Estaríamos siendo mesetarios si criticamos ahora a los que hace 3 días creíamos campeones de Copa, a los que hace 4 días veíamos aspirantes a la Liga plantándoles cara a Madrid y Barça y a los que hace 5 días ganaban a los grandes dando un juego apto solo para los más privilegiados. Son los mismos jugadores, algunos incluso han mejorado pero  en resumen son los mismos aunque con menos hambre que en los primeros compases. Eso nos falta, hambre, creernos que es posible. No es culpa de nadie, sino que es culpa de todos. El entrenador no tiene la entera culpa, aunque sí parte de ella. Todos han de asumir responsabilidades, hacer autocrítica y mejorar para no volver a cometer los mismos errores. 

Tenemos que volver a sentirnos capaces de hacer bien las cosas, no tenemos que confiarnos sino salir a luchar como si todos los rivales fuesen directos, como si todos los rivales pudieran quitarnos nuestro puesto en la Liga. Así se consiguen las cosas, poniendo todos los esfuerzos y creyendo que cada punto es el último.  

Ahora solo nos queda una meta y en esta no podemos permitirnos fallarla: tenemos que clasificarnos sí o sí para la Champions del año que viene, sino habremos fallado a todo lo que nos habíamos propuesto esta temporada y eso no podemos consentirlo. No necesitamos grandes estrellas ni millones sobre el campo, aunque ayuda a que los objetivos se cumplan. Necesitamos el esfuerzo de esas estrellas, de esos jugadores que tanto nos han dado para poder lograr los objetivos. Necesitamos creernos que podemos conseguir los retos que nos proponemos y salir al campo a dejarnos la piel para lograrlos. No se trata de mirar hacia otro lado y decir que no existe tal problema, sino se trata de mirar, observar y distinguir que nos falta para que los resultados que cosechamos en casa se imiten fuera.

Ahora es tiempo de cambio, de mejora, de reflexión y de salir con nueva cara a afrontar la Liga y no perder puntos muy necesarios si queremos estar el año que viene entre los mejores de Europa y del mundo. El proyecto sigue rodando pero todos hemos de poner de nuestra parte para conseguir lo que nos proponemos. Si ahora decimos que no es posible y tiramos la toalla, ¿cómo querremos luego tener alegrías? Si ahora decimos que los nuestros no valen y que son una banda de incompetentes, ¿cómo les animaremos cuando les ganen a los grandes? Si ahora criticamos ¿no estamos faltando a nuestra palabra de animar en las buenas y en las malas? Ahora no es tiempo de apartarse y dejar al Valencia solo, es tiempo de animarle más que nunca. Si nosotros apoyamos, ellos sentirán que no les dejamos solos cuando las cosas van mal ni les apoyamos solo cuando todo sale bien.

Estamos dolidos pero no hemos muerto para siempre. Ahora hemos caído y muchos se ríen de nuestras desgracias, pero nos levantaremos más fuertes, haremos más daño y nos reiremos nosotros luego. Nunca un sentimiento muere para siempre ni una afición desaparece con las derrotas. Solo los grandes se levantan tras sus peores errores y salen fortalecidos de las grandes derrotas. Nosotros saldremos de este bache y daremos una mejor cara en los próximos partidos porque hemos demostrado que cuanto menos se cree en nosotros, más fuerza tenemos para conseguir lo que nos proponemos. Ahora más que nunca… #JuntsTornem.


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