Los retos, como retos que son, tienen un final que aparece después
de momentos duros y de luchar mucho por lograrlos. Hay de los que se rinden
porque el camino no es tan fácil como se esperaban o simplemente porque no les
merece la pena luchar. Luego están los que, pese a esas dificultades, ponen todas
las fuerzas necesarias para lograr conseguir llegar a la meta. Y la meta cada
paso, cada día, está más cerca y lograrlo es el sueño de todo aquel que la
carrera empezó.
Muchos creyeron que no eran retos, sino sueños, y como tales
no se podían cumplir, pero nosotros sabemos que los sueños solo mueren cuando
muere el soñador y si era imposible, solo significaba que costaría un poco más
conseguirlo. Muchos nos dejaron por el camino, algunos se unieron cuando las
cosas iban bien pero en los malos ratos desaparecían como la niebla cuando sale
el sol. Solo aquellos valientes que continuaron saben lo que cuesta saborear
ese placer de estar donde casi nos encontramos ahora. Rozamos la meta con las
puntas de los dedos, solo nos quedan un par de pasos para llegar a nuestro
objetivo y poder saborear el placer de haber conseguido lo propuesto. No hemos
ido solos, siempre hemos tenido un gran apoyo. Porque cuando rodaba la pelota,
miles de personas empezaban a soñar con que esta vez sí, nadie iba a romper
este sueño.
Al principio supimos que los retos propuestos eran
ambiciosos y eso hizo que muchos nos tacharan de soñadores y de proponernos por
encima de nuestras posibilidades. Cuando fuimos demostrando que no somos menos
que aquellos que tienen estrellas que ganan millones, entonces empezaron a
aparecer manos extrañas que sacaban rojas cuando no eran, partidos de sanción
ante jugadas dudosas, penaltis que no existían… y todo pasaba delante de
nosotros con la impotencia de no poder hacer nada por remediarlo. Pero seguimos
luchando.
Si nos pitaban un penalti injusto, entonces metíamos dos
goles y asuntos solucionado. Si nos anulaban goles claramente legales, se metía
otro y no pasaba nada. Por eso llegar al objetivo es tan importante para
nosotros, porque nos hemos dejado muchas fuerzas por el camino y hemos luchado
contra demasiados gigantes que nos querían quitar el medio. Los más fuertes han
sufrido para plantarnos cara e incluso alguno ha resultado vencido contra
nosotros. Porque no somos invencibles pero nadie es más que nosotros en una
guerra en igualdad de condiciones. Esto es fútbol, el azar entra en juego
cuando rueda la pelota y todo puede pasar en 90 minutos, desde la más clara
victoria hasta la más decepcionante derrota.
Algunos han tratado de borrar un escudo con demasiada
historia para ser borrado, pero a base de sacrificio y de sacar mucho pecho por
aquello que sentimos, hemos salvado lo que no hay palabras para definir el
orgullo que se siente. Porque si el Valencia es un equipo, el equipo lleva como
estandarte 11 jugadores que saltan al terreno de juego para representar a miles
de corazones que en ese mismo instante están sintiéndose parte de esa camiseta.
Es tan mágico el fútbol, es tan mágico ser valencianista que
podemos buscar palabras para definirlo pero solo el que lo siente como suyo
sabe lo que es. Nunca intentes cambiar lo que siente tu corazón porque aunque
en las derrotas te critique, simplemente es porque espero más de ti, pero nunca
me aparto de ti, aunque no me veas, estaré apoyándote en las buenas y en las
malas porque las grandes ilusiones ni miles de caídas pueden hacerlas olvidar
para siempre y aquellas cosas que descansan en el corazón permanecen para
siempre.
Un murciélago anida en el mío y en el de miles de
valencianistas que este sábado confían en que asaltes el Bernabeu, ese
territorio donde suceden las cosas más paranormales del mundo (penaltis,
expulsiones, goles que no son…) pero confiamos en que des ese golpe sobre la
mesa para callar esas bocas que hablan sin saber. Y si no es así, estaré igual
de orgullosa de ti, porque solo se rinde el que tiene miedo a intentarlo y de
miedo en Valencia estamos claramente curados. Porque sabemos de sobra que el miedo solo hace al lobo más
grande de lo que es…
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