miércoles, 15 de marzo de 2017

¿Dónde vamos a llegar?

Mirando los partidos de Champions y Europa League, fuera de robos y demás polémicas, me corría una envidia por el cuerpo que no me podía aguantar. Oía el himno de la Champions y me imaginaba Mestalla llena, esperando a una Juventus o a un Manchester City. Me imaginaba goles, muchos goles y jugadas para verlas repetidas muchas veces. Me he visto en mi mente sufrir por pasar de la fase de grupos, como de normal nos pasaba. Pero pasando, como segundos en el último partido y mirando de reojo lo que hacía el tercero, pero pasando. Y en octavos, volviendo a sufrir para arañar en los últimos minutos el pase a otra fase. Y así seguía soñando sola... ¿Dónde vamos a llegar?.

He visto al Barcelona, al Madrid, al Sevilla, al Atlético e incluso al Celta y he sentido envidia sana. Fuera de ayudas arbitrales, penaltis no pitados o fueras de juego pasados por alto, pero he sentido envidia. He pensado lo bien que vivirán los aficionados viendo como los suyos, mejor o peor, pero van por los campos de Europa presumiendo de camiseta allí donde juegan. Me he vuelto a imaginar, con mis amigos, mirando vuelos y entradas para ir al partido más barato de la fase de grupos de la Europa League. He rememorado el viaje a Sevilla, en bus o la gente que se fue a ver el Valencia-Basilea y volvió con la goleada clamorosa, que luego remontaríamos en casa, nuevamente sufriendo. Y me ha entrado la nostalgia.

Cuando he querido dejar de mirar los partidos, he aterrizado en la realidad. He mirado la clasificación y me he visto muy lejos. El año que viene tocará volver a mirar la Champions y Europa de lejos. Tocará solo mirar la Copa del Rey como único título posible, posible no hacer el ridículo claro, porque ganarlo… eso vuelve a ser sueño de nuevo. He mirado los resultados y he visto tanta derrota junta que me ha entrado un mareo. He contado los entrenadores que han pasado por el banquillo de Mestalla y he tenido que sentarme para darme cuenta que estamos peor de lo que pensaba.

Mestalla dividida entre Lim sí y Lim no. La Curva pidiendo la cabeza de Peter partido tras partido. Los jugadores paseándose por el campo como si de un paseo en barca se tratara. Los escándalos en redes sociales volvían a aparecer y el club, en vez de permanecer al margen, puesto que es asunto privado, se posicionaba en un comunicado exprés. Para eso sí que se daban prisa, pero estamos a final de temporada sin entrenador para la próxima, con un director deportivo sin fichajes a la vista y con un delegado haciendo lo posible por no meter al equipo en descenso. Y mientras tanto, otros muchos viajando por Europa y pasando fases clasificatorias.

Qué envidia más sana tengo. Después de hundirme en la más profunda tristeza, me he parado a pensar y he sacado varias preguntas sin respuesta. Varias preguntas que podría alguien plantearle al señor que mande en este cortijo. ¿Cuándo volveremos a plantear esos viajes por Europa? ¿Cuándo podremos volver a soñar con algo grande? o mejor ¿cuándo nos dejarán volver a ser grandes? ¿Será posible que en algún momento piensen en la afición antes que en el dinero? ¿Pasaréis en algún momento por alto la rentabilidad económica de cada fichaje y os fijaréis en el sentimiento con el que jugáis? ¿Os daréis cuenta de todo lo que matáis cada partido que no sudáis la camiseta?

Tantas preguntas me inundan que creo que estoy en un mar de dudas y lo peor es que, quien debe contestarlas, está contando millones en las antípodas del mundo; mirando qué jugadores meter en el club para sacar dinero y sin preguntarse ningún de estas cuestiones. Porque quien manda solo busca dinero, quien está destinado aquí es una mera marioneta y los que realmente sentimos y nos duele lo que pasa, tenemos que asumir que ya no somos nadie dentro d este circo, donde quien pone el dinero es el payaso; los que trabajan son meros títeres y nosotros somos el público que no reacciona ni aunque se rían en nuestra cara.


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