martes, 29 de abril de 2014

Ya vendréis a Mestalla...

10 horas de viaje en autobús, 3 y media en AVE y hora escasa en avión. Así fue como comenzó la mañana del jueves para algunos de nosotros. 10 horas me esperaban a mi hasta llegar a Sevilla, 10 horas en un autobús donde las idas y las venidas para encontrar la posición perfecta eran algo que se repetía en todas las filas de asientos en las que te pararas. Finalmente y tras varias paradas en las correspondientes áreas de servicios para hacer las necesidades vitales que pedía el cuerpo, por fin a las 18:30 horas llegábamos a la ciudad sevillana.

La ciudad estaba repleta de gente que, al contrario que todos nosotros, vestía de rojiblanco y nos miraba con desprecio. Llegaron los múltiples gestos de “apoyo” de esa gente que, en vez de educación, parece que han recibido órdenes de tocarse determinadas zonas de cuerpo para mostrar su desprecio y rabia. La estampa era digna de ver, pasar el autobús por una de las calles de Sevilla y que apareciera el típico gracioso mirando a la ventanilla, y te enseñara el dedo corazón o se tocara los pantalones buscando algo de lo que, en mi humilde opinión, carecen.

Llegamos a los alrededores del estadio, decides tomarte una cerveza en un bar cercano con toda la gente que ha venido de Valencia a animar a su equipo. Abunda el buen rollo hasta que unos aficionados del Sevilla se plantan en la puerta y empiezan a increparnos, diciendo cosas que denotan la poca cultura que existe en algunas zonas del país. Pero que consiguen, que salgan por patas todos del bar en cuestión de minutos, frente a la indignación de dueña. Todo porque unos “pacíficos” ultras de un equipo, decidan que en sus bares nos es sirve cerveza a “paletos” ni “valensianistas”.

En las taquillas, mi primera sorpresa. Regalan la bufanda si presentas tu entrada pero al chico iluminado de turno se le ocurre decirme que ha recibido órdenes “de arriba” de que no puede dársela a los valencianistas. Mi cara de sorpresa creo que fue bastante pero él siguió en las trece de que no podía dármela aunque presentara mi entrada y que la única solución que me daba era que la estaban vendiendo por 5 euros en los aledaños del estadio. Si la quería allí podría encontrarla, esa fue su última frase. Mi cara cambió del asombro a la perplejidad en cuanto escuchaba cómo lo decía, convencidísimo. Creo que pensó que era tan inútil como para irme y comprarla cuando me la podían dar gratis. El chico se levantó de su asiento y fue a hablar con “el que manda” para consultar si podía darle la bufandita a los visitantes. Tras unos intensos minutos, rodeada de sevillistas que me miraban mi camiseta de la señera con odio, salí de taquillas con mi bufanda y sin gastarme 5 euros.

La lluvia inesperada precedió al singular cacheo al que se somete a la afición visitante. Solamente podré decir que la policía no dejó ningún lugar de mi cuerpo sin apretar con rabia (se notaba que era sevillana). Dicho sea también, que mi bocadillo acabo literalmente aplastado puesto que al parecer confundió la longaniza que mi madre me había puesto con una bomba lapa y decidió apretar más de la cuenta.

Entramos en el estadio, por fin dentro y todo hay que decirlo, aquello parecía un patio de colegio, un futbolín como se decía en la grada, es decir, de todo menos un campo de primera división de la liga española. A parte de pequeño y de la edad de piedra, a otro nivel estaban los aseos. Y hablo de aseos por hablar de algo, porque aquello parecía más bien habitaciones romanas con sus letrinas. Comunes. Todos comunes, ni intimidad, ni pudor ni ocho cuartos. Las mujeres con los hombres y que viva la igualdad de género claro que sí.

Empieza el partido, todo normal hasta que ocurre. Llega LA JUGADA. Si LA JUGADA que parece que la tengan guardada para sacarla en los partidos Sevilla vs Valencia o viceversa. Fuera de juego clamoroso, lo ven hasta los que no estaban en el estadio, los de la grada contraria al campo lo ven, lo vemos todos pero el tío que lleva la banderita y cuyo trabajo es verlo, ese tío que casualidad, no lo ve. Y sube al marcador y ya empezamos como siempre.


Año 2008, mismo rival, misma jugada, mismo robo, misma indiferencia por parte de los que mandan, morimos los de siempre, nos quejamos los de siempre, ganan los de siempre, roban los de siempre. Esta noche no podía ser diferente, nos tenían que joder la eliminatoria de alguna manera y la encontraron ahí. Luego llega el segundo gol y no puedes hacer nada. Llevas todo el partido haciendo ocasiones pero no entran y ellos llegan dos veces y te las meten hasta las ilegales. Y el portero contrario se mofa de la amarilla a tu delantero estrella y la afición local se ríe de ti y tú aguantas y tú crees en la remontada porque crees en tu Valencia.

Fin del partido 2-0 y a remontar otra vez. Otra vez a ir a Mestalla a sufrir, una noche más habrá que lucha a contra corriente para pasar y llegar a Turín y otra vez más, Mestalla no fallará a la llamada de su equipo que le necesita. Al día siguiente, titulares de la prensa: la afición valencianista increpa a un grupo pacífico de sevillistas; gestos nada deportivos por parte de los visitantes; el colegiado se equivoca y el Valencia lo paga caro; los árbitros también se equivocan… Y los de siempre, callamos. Porque no explotamos y no decimos que siempre van a por los mismos.

Pero señores y señoritas que el otro día tanto se reían, solo les digo que ya vendrán a Mestalla. Ya verán como en Valencia sí que hay cultura, y respeto por la gente. Sí que hay baños para hombres y para mujeres, sí que se puede tomar una cerveza en un bar sin que un parda de descerebrados te hagan salir por patas por miedo a recibir un guantazo. En Valencia se da la bufanda seas de Valencia o de Sevilla, en Mestalla se entra en un estadio no en una caja de cerillas, en Valencia las manos se usan para aplaudir y animar al equipo no para tocarse cierta parte del cuerpo. Esto señores, se llama cultura. Cultura de la cual muchos carecen. Esto son generalidad, lógicamente, en Sevilla hay personas suficientemente cultas y educadas como para no sentirse identificadas con algunos calificativos.

Ya vendrán a Mestalla ustedes y verán lo que es poner un tifo en condiciones, lo que es que no se oiga el silencio en un campo, porque todos cantan a una, lo que es que la afición meta el primer gol y entonces, sabrán ustedes que es una remontada. Nosotros vamos a pasar, nosotros creemos que es posible, nosotros amamos nuestros colores por encima de nuestras diferencias, nosotros viajamos donde haga falta para defender a nuestro escudo, defendemos al Valencia hasta la muerte. Porque por mucho que muchos se empeñen en ensuciar nuestro nombre, tenemos la mejor afición del mundo.

La UEFA se puede morfar de nosotros sin quitarle la tarjeta injusta a Alcácer pero nosotros pensamos demostrarle que aun con eso, sabemos ganar una eliminatoria decisiva. Prepárate Platini para recibir el mayor número de peinetas que nunca has visto en tu vida. En Turín nos vemos las caras y veras lo que es recibir todo el odio de la mejor afición del mundo.

Y a los sevillistas, señores y señoritas, les espero en Mestalla. Allí verán arder Valencia, allí verán que no nos hacen falta ni árbitros ni UEFA para pasar a la final, allí verán que el Valencia, ante las adversidades se hace grande, allí verán que sí se puede, en Mestalla verán ustedes lo que es el fútbol de verdad.


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